El vertiginoso ritmo de desarrollo tras la aparición de coches híbridos y eléctricos implica trabajar rápidamente para encontrar soluciones. Y estar a la vanguardia de la tecnología de ingeniería que conformará el futuro del transporte.

Castrol trabaja codo con codo con los fabricantes de vehículos y componentes para entender los problemas de ingeniería que deben resolver, y así, mejorar la eficiencia
y aumentar la autonomía de estos vehículos. Sus estudios y análisis se han enfocado en lograr la eficiencia del motor eléctrico y reducir el riesgo de averías eléctricas mediante la optimización de las propiedades eléctricas del aceite para engranajes.

Así como, prevenir la corrosión de los componentes eléctricos gracias a la buena protección de las piezas de cobre y mejorar las capacidades de refrigeración del motor eléctrico para evitar sobrecalentamientos. A medida que progresa la ingeniería de los vehículos eléctricos, surgen nuevos desafíos técnicos en ámbitos de rápida evolución como los fluidos de transmisión, los refrigerantes de batería y las grasas. Por lo que Castrol seguirá preparándose para el futuro.